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Un tal Merino

Textos de Alejandro Merino

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Viajes

Hombres, dioses y monos

Sita, la chica que hace la limpieza de mi edificio, y a quien a pesar de llevar el nombre de una princesa, no puedo saludar de mano por ser una dalit: una paria, una descastada, destinada por el Karma a lavar ropa, limpiar letrinas o recoger basura

Viernes del 92

Pero Alejandro, ¿cómo lo vas a mandar solo hasta allá?, ¿y si le pasa algo? No le va a pasar nada, pos si no es tonto, ¿o sí? ¿quieres que se vuelva un inútil? Que aprenda a andar solo.

Y si la muerte, hoy, en Varanasi…

El olor, olor a carne quemada, olor a carne humana quemándose…

La rueda y la sonrisa

El anciano es un dalit, un paria, un descastado, un intocable. Casi arrastrando los pies, sale lentamente del rio...

No estoy listo

-¿Primera vez en la India?- me pregunta la mujer. Tendrá unos 40 años, es muy delgada, de piel bronceada y lleva un pequeño pendiente entre las cejas. Pantalones holgados, blusa de tirantes y sandalias. Por el acento, es española, y tiene toda la pinta de –como dice mi amigo Marcos- una perroflauta.

Con lo poco de un taxista

El guía del Free Walking Tour –un joven israelí- nos deja muy claro que no es recomendable ir a los territorios palestinos, que puede ser peligroso y que es muy complicado pasar los controles, el camino es largo, el transporte malo, etc. Pero Dean –un canadiense de padres colombianos que conocí durante el tour- y yo, estamos empeñados en visitar Palestina, así que después de preguntar un poco aquí y allá logramos subirnos a un destartalado minibús hacia Belén, en la región palestina de Cisjordania.

Romper el violín y callarse

También era verano, y mis hermanas y mi sobrino habían venido a Europa y querían conocer el campo –bueno, en realidad mi sobrino quería solo conocer estadios de futbol: el del Estrella Roja de Belgrado o el del Dínamo de Zagreb, pero tuvo que ceder-.

Queriendo contar una historia que no tiene historia

Pensándolo bien, los finales siempre me han arruinado las mejores historias, así que puede ser mejor que algunas no lo tengan.

El país de las cosas XL

Todo es enorme en este país: las montañas, los desiertos, las autopistas, los puentes, las cajas de Corn Flakes, los helados, los pasillos de los supermercados, las rebanadas de tocino. Parques nacionales del tamaño de Puerto Rico, lagos más grandes que Eslovaquia o Suiza. Solo en el Gran Cañón del Colorado cabrían 8 países de Europa; hay librerías más grandes que Mónaco, hamburguesas del tamaño de pizzas. Hay incluso tiendas de ropa donde la talla más pequeña es XL.

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