Esta noche hay casa sola,
y en lugar de hacer fiesta
los muebles enmudecen,
se entristecen y lloran.
No celebran su libertad,
no gritan,
no festejan.
Se miran unos a otros,
incrédulos, melancólicos,
no saben qué hacer con tanto silencio,
no saben si de verdad están solos,
y esperan que la puerta se abra
en cualquier momento.
Y la cama se levanta de pronto
y mira hacia la ventana,
y los sillones se cuentan secretos
y el piso bosteza de madrugada,
y se marchita la pintura
y hay tanta calma
que no sé qué vaya a pasar,
porque esta noche hay casa sola,
y me enveneno,
y tú no estás.
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