Hoy puedes comprar papeles por sesenta dólares. Todo el mundo -el mundo ilegal, es decir, más de cincuenta millones de personas en Estados Unidos- lo sabe. Basta entrar a la cocina de cualquier restaurante y preguntarle a algún mexicano si conoce a alguien que venda papeles. Y siempre hay alguien.
En este país fui lavaplatos, mesero, mánager de un restaurante de burritos, locutor de radio en una estación de música grupera (seguramente el trabajo más odioso que he tenido)